jueves, 13 de mayo de 2010

¿Un cambio es una mejora?



Bueno no siempre, pero se intenta. A veces los cambios resultan caóticos. En los hospitales el caos es algo a lo que los profesionales suelen estar acostumbrados. El caos a menudo viene dado por cambios, y las consecuencias de los cambios hay que medirlas.

Normalmente las cosas cuando se miden mejoran, sin más. Tan sólo por el hecho de estar midiéndolas. El conocido como efecto Hawthorne, aunque este es un efecto que a medida que se asume la medición como algo normal se puede ir diluyendo.

En artículo Helping Leaders Blink Correctly, nos habla de complejidad en la gestión de las mejoras que implementamos en los hospitales, y de la importancia de conocer para que medimos. Medimos para relacionar, y poder afirmar que A es consecuencia de B, y algún poder preveer.

Para poner un ejemplo, muchos profesionales en los hospitales realizan constantemente formaciones de múltiples competencias (calidad, liderazgo, gestión clínica…) pero… ¿como sabemos que las personas que han asistido a una formación después realizan mejor su trabajo?

Si alguien acude a un curso de gestión clínica habrá que ver si el curso le ha servido para lo que se pretendía. Parece lógico, ¿no? Es lo único que nos puede servir para saber que la formación ha servido para algo, si obviamos esto lo único que estamos haciendo deformar a personas y luego podemos rezar para que haya servido para lo que pretendíamos. Pues esto que parece lógico y normal es lo que nadie hace.

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